El urogallo hoy una especie protegida,aunque el cese de su caza data en la Orden de Vedas de 1980, es muy escaso en la península.
Por una mala gestión llegó casi a desaparecer de los Parques y Reservas de la Cordillera Cantábrica, quedando una sana población en Omaña y el Alto Sil, donde se presume del mayor furtivismo.
En los amaneceres de los bosques de el Alto Sil, en los meses de abril y mayo cuando el urogallo entra en celo nos deleita con su mágico canto,con ese extrepitánte castañoleteo y seguidilla.
En días de nieve el urogallo se alimenta a base de hojas de acebo, vallas, brotes, cuando hay algún peligro el urogallo se sube a los árboles donde puede alimentarse con facilidad, gracias a su fuerte pico amarfilado que corta toda clase de brotes.
Su plumaje fuerte y espeso, lo protege de los días y noches del duro invierno, sus patas cubiertas de plumas y entre los dedos en invierno le nacen unos filamentos a modo de membrana, que le facilitan andar por encima de la nieve, desprendiéndose de esos filamentos a la entrada de la primavera
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